viernes, 30 de julio de 2010

Pastillas..


El escritorio tiene polvo blanco y pastillas desfragmentadas por doquier, estoy completamente anestesiado. Un cuarto que se vuelve cada vez más pequeño, fantasmas que toman mi piel y la cortan una, otra y otra vez. Un grito silencioso sofocado en la inmensidad de la noche y por la risa sarcástica de mis agresores.

No logro distinguir bien las imágenes a mi alrededor, creo ver una niña frente a mi pero la imagen se disipa al mismo instante en el cual siento como unas dagas desgarran mi piel. Brutalmente golpeado, tan lejos de la realidad, de la inocencia y misericordia... No tengo escapatoria, pero la pregunta es ¿Realmente quiero escapar?


Mis labios se humedecen con sangre y logro probar el dulce sabor de esta, la saboreo lentamente y cierro los ojos pues se que pronto acabara la tortura. Las dagas empiezan de nuevo su trabajo y penetran mi ser, logro oír risas en la habitación y me doy cuenta que estos actos causan un placer indescriptible en mis agresores. Unas cuantas puñaladas más y listo, acabó.


"A veces te llevan al mejor lugar del mundo, otras a una sala de tortura, ¿A dónde me llevaran la próxima vez? no estoy seguro, lo único que se es que no quiero dejarlas nunca!"




martes, 27 de julio de 2010

S2

Pequeñas cosas hacen cobrar sentido a mucho esfuerzo. Sin razón alguna termine envuelto entre cuadernos, hojas vacías y lápices. Quizás nunca encuentre el motivo por el cual termine escribiendo, lo que si se es que no quiero dejar de hacerlo NUNCA! Por mi sangre corren versos y respiro poesía. Soy feliz de este modo y no pienso dejar de serlo jamás.

jueves, 22 de julio de 2010

Fantasma

Es mi vida y mi muerte, mi mundo, mi estudio, mi sepulcro, el lugar perfecto en el cual puedo llorar sin sentirme mal. Por alguna razón me siento libre y amo eso, son casi las dos de la mañana y puedo volarme los sesos con un arma y nadie en la casa lo escucharía... Hace mucho tiempo me convertí en otro fantasma más en este lugar.

Desde el pozo...


500gr de Valium, 250 de Zatrix. Todo convertido en polvo frente a mí. Una botella de tequila casi vacía y un vaso que espera ser llenado. Combinación perfecta para relajarme o matarme (las dos ideas son buenas).

Ojos tan oscuros como la noche más cruel de la historia, unos labios tan rojos como la sangre que emanaran mi nariz y ojos algún día, tez tan pálida, tan perfecta, tan amada.


Es muy común verla llegar cuando estoy tan abajo y lo único que hace es darme cuenta de cuánto la extraño. Desde mi cama veo como su sombra se desliza por mi cuarto, no puedo moverme, estoy completamente dopado y soy una víctima consciente de su bizarro asesinato.

Se sienta a mi lado y me toma la mano, le sonrió y ella me devuelve el gesto, ambos somos consientes de nuestra importancia. Me da inspiración a cambio de mi estabilidad, equivalencia de intercambio pues yo logro escribir y ella sonreír al verme lentamente morir.


Me besa en la mejilla y cierra el trato, antes de irse me inyecta mi tan preciada inspiración... Logro moverme y sonrió pues podre escribir la cual es mi única razón para no morir.

Mis heridas no tienen brillo, no duelen ni queman.

Por cada letra una gota de sangre, por cada lágrima una ilusión rota. Fueron una, cinco, quince las veces que vi a mi demonio frente a mí. Mucha de las veces fui guiado por senderos inimaginables de mi alma, tan oscuros, impropios y banales.
Fantasmas recorren el camino, buscando una gota de alegría en retazos de su memoria impregnadas por el repudio general a su supuesta vida. NO EXISTE, NO SIENTE. Solo recuerda y recrea en su mente la historia que jamás debió acabar. Sigue perdido en ese día que marco su vida por completo, reviviendo cada instante cada segundo que quedara grabado en su memoria para siempre.
Unas cuantas pastillas de Valium y Zatrix con unos vasos de vodka logran calmar su miedo, miedo a estar vivo sin ella. Miedo al día siguiente, miedo a no ser el.
Completamente drogado toma unas cuchillas y corta sus muñecas, prefiero morir desangrado que vivir sin sentir.
"No tiene brillo, no duele ni quema. Circunstanciales son los momentos en los que me siento "vivo". Prisionero en mi propio cuerpo, encerrado por demonios que amo y odio a la vez. Esperando el día que termine de estallar."

Quizás...

Le tenga más miedo a vivir que a la misma muerte. Y es que no sé hasta cuando seguirá mi hipócrita sonrisa en los días venideros. Es fundamental pensar en la muerte al final de la jornada, pero yo pienso en la vida desde mi lecho de muerte.
Yo no le encuentro sentido a las salidas del sol, ni a las tarde de lluvia las cuales solía amar. Mis versos van perdiendo la magia, mi inspiración es cada día más escasa, todo va acabando junto a mí. Mente en blanco con el bolígrafo en la mano, esto no solía suceder, antes escribía sin pensar y en esos momentos me sentía un maldito escritor de verdad. Ahora es solo un sueño cada vez más lejano.

"Si no puedo escribir, simplemente prefiero morir."
Solo como empezó la historia termina. Poema en las esquinas y versos escondidos en los pliegos de su almohada. Sueños escritos en paredes, recuerdos de sus amaneceres, herido se encuentra el genio de los papeles.

Eclipse total en su memoria nublada por fantasmas que lo acosan, sin lograr sentir las punzadas que le dan fin a su inútil vivir. Tan frio como el invierno más despiadado escribe sus versos sin reparo, cansado de ser comparado con el que era en el pasado.
En la muerte no hay gloria, pero solo en eso creen las personas que mueren una vez. El muere en cada amanecer acuchillado por sus recuerdos. Rodeado por ángeles que están acostumbrados a verlo caer.

Condenado.

Hoy te vi en una nube lejana, te sentí en el viento de medianoche.
Hoy camine con los ojos cerrados, guiándome por el corazón y llegue hasta aquí, encontré una dulce niña que me lleno de amor. A miles de años luz también me tope con una princesa que gritaba mi nombre sin cesar, estaba muy cerca de ella pero no me lograba ver. Me senté a su lado y tome su mano, ella sonrió al reconocerme y vi una gran sonrisa brillar.
Me aleje de ella y de la claridad de su Aura me aturdió, la neblina de mi corazón intentaba luchar contra su amor. Sus ojos fuego calentaban mi cansado corazón. Pero decidí alejarme no quiero terminar dañándola como a todos... Extrañare los besos que no recibiré, lo abrazos que imaginare, las caricias que nunca sentiré.

Alejándome de todos me siento mejor, dejando a una Princesa la cual nunca dañare, un alma más que no arruinare.