
500gr de Valium, 250 de Zatrix. Todo convertido en polvo frente a mí. Una botella de tequila casi vacía y un vaso que espera ser llenado. Combinación perfecta para relajarme o matarme (las dos ideas son buenas).
Ojos tan oscuros como la noche más cruel de la historia, unos labios tan rojos como la sangre que emanaran mi nariz y ojos algún día, tez tan pálida, tan perfecta, tan amada.
Es muy común verla llegar cuando estoy tan abajo y lo único que hace es darme cuenta de cuánto la extraño. Desde mi cama veo como su sombra se desliza por mi cuarto, no puedo moverme, estoy completamente dopado y soy una víctima consciente de su bizarro asesinato.
Se sienta a mi lado y me toma la mano, le sonrió y ella me devuelve el gesto, ambos somos consientes de nuestra importancia. Me da inspiración a cambio de mi estabilidad, equivalencia de intercambio pues yo logro escribir y ella sonreír al verme lentamente morir.
Me besa en la mejilla y cierra el trato, antes de irse me inyecta mi tan preciada inspiración... Logro moverme y sonrió pues podre escribir la cual es mi única razón para no morir.
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